El modelo educativo.A lo largo de mis comentarios sobre aspectos del actual modelo educativo en España (principalmente orientados a la educación secundaria y formación profesional) y como resumen: es evidente que el actual modelo educativo no tiene visos de satisfacer las necesidades que a medio y largo plazo requiere nuestro país, por lo que creo conveniente reflexionar sobre cómo sería un modelo educativo operativo que -según mi opinión- proporcione estabilidad al sistema educativo y satisfaga las necesidades de educación y enseñanza de este país.El organismo.
Existe nuestro país el concepto de organismo independiente, como es el caso del Banco de España, el Instituto Nacional de Estadística y otros que aun siendo organismos oficiales tienen en el status de independientes por aquello de que es importante que no estén sometidos a las presiones de “el día a día†de la política y los vaivenes de los diferentes gobiernos. Y de esta forma pueden proporcionar al conjunto de la sociedad los frutos de su buena gestión y su valor añadido en su integridad.
Estos organismos independientes están financiados por dinero público pero no dependen jerárquica ni políticamente del poder establecido.
Si estamos convencidos de que la enseñanza y la educación son un valor importante para nuestra sociedad, si estamos convencidos de que la enseñanza y educación son necesarias para el futuro económico que necesita la economía de España, no podemos permitirnos el lujo de que nuestro modelo educativo sea inestable, manejado con multiplicidad de intereses diversos, y con objetivos difusos, que no en la mejora de la calidad y modelo de servicio público que debería de ser la educación y tal y como recoge nuestra Constitución.
Es por lo tanto conveniente que el modelo educativo sea un organismo independiente. Básicamente esto significa que todos aquellos grupos, departamentos, personas, o instituciones que tienen que ver con el diseño e impartición de la educación en la enseñanza en nuestro país deben dejar de depender claramente del poder político y quedar englobados en este nuevo modelo de organismo independiente. Creo que la única forma de garantizar la estabilidad y calidad del sistema.
La competencia de educación está transferida a las comunidades autónomas. La creación de un organismo independiente de educación no es incompatible con la transferencia de competencias a las comunidades autónomas. Esto se consigue volcando este organismo independiente de una estructura parecida a la que existe actualmente en el sistema educativo: estructura central y estructurada autonómica, de esta forma se mantiene la importantísima contribución de las comunidades autónomas en contenidos educativos adecuados a sus necesidades económicas y sobre todo a su cultura y lengua propia.
Esta acción queda sin contenido las consejerías de educación de las diferentes comunidades autónomas y el ministerio de educación siempre y cuando extendamos el modelo no solamente a la educación secundaria sino a todos los ámbitos de la educación.
Profesionales.
En el actual modelo educativo echo en falta la existencia de profesionales de planificación, dirección, gestión del cambio, orientadores, y responsables de los distintos módulos o asignaturas. Es cierto que actualmente existen directores de centros y orientadores educativos pero a todas luces y por lo que estado viendo a lo largo del curso la función de estos profesionales es meramente decorativa. Esta situación unida a ausencias de auténticos gestores y agentes del cambio y la innovación lleva actualmente a situación voluntarista donde los profesores se organizan lo mejor que pueden en base a su vocación y su buena voluntad, no estando obligados ni retribuidos para ello, organizándose en cada centro iniciativas educativas absolutamente descoordinadas. Es por lo tanto necesaria la dotación de una estructura profesional y adicional al propio profesorado de forma que esta estructura profesional pueda liderar los cambios y ayudar a la mejora en la calidad de la enseñanza.
En relación al profesorado, es una buena iniciativa la creación del master de formación del profesorado ya que permite preparar adecuadamente a los profesionales salidos de las escuelas o universidades al ejercicio de la enseñanza. En esta situación nos encontramos con profesores que han superado el proceso de una graduación universitaria -hablando en el lenguaje de Bolonia- más un master de un año específicamente orientado a la formación como profesor.
Es por lo tanto conveniente que las autoridades educativas pongan especial énfasis y den la suficiente importancia a este curso de master de formación del profesorado, a diferencia de lo que hasta ahora hemos estado observando los que de una forma o de otra hemos estado involucrados en el primer año del mismo.
Evidentemente si disponemos de profesorado formado adecuadamente, (lo que sería función del master de formación del profesorado) no tiene sentido que estas personas preparadas tanto técnicamente -por su graduación de origen- como pedagógicamente -por el master- pasen por la estúpida criba de una oposición administrativa. El modelo de oposición esta claramente obsoleto: no necesitamos funcionarios, necesitamos educadores. La actual oposición (como cualquier otra) no mide en absoluto la capacidad pedagógica de los aspirantes que se presentan, sino la capacidad de memorización de aquellos que han podido permitirse el lujo de dedicar tiempo y dinero a la preparación de las mismas, amén del bochornoso espectáculo de las academias ofreciendo cursos de preparación de las mismas por “profesorado funcionario y que han formado parte de los tribunales de oposiciónâ€.
Por lo tanto el acceso a la condición de profesor de secundaria y formación profesional debería de estar basado en auténticas pruebas y prácticas donde el aspirante demuestre su capacidad pedagógica y su capacidad de líder en liderar un aula que son básicamente las que proporcionaría el Master.
Evidentemente la condición de funcionario no tiene ningún sentido en este contexto. El hecho de que los profesores sean funcionarios no aporta ninguna ventaja para el sistema educativo. Evidentemente (y es muy loable) existe aquello de la vocación, pero un sistema educativo debe estar basado en la motivación de los trabajadores, en la profesionalización del profesorado, en la formación del profesorado y evidentemente también en la vocación, si el que existe. .
Por lo tanto en este modelo los profesores serían empleados con contrato estables. Con respecto a la retribución del profesorado me parece oportuno proponer a el modelo que se emplea con frecuencia en la industria privada: básicamente consiste en que después de una evaluación 360° del desempeño, del empleado se establece un ranking de forma que los mejor considerados dentro de su entorno -que puede ser el centro educativo, la provincia, la comunidad o una mezcla- son los que más incremento salarial reciben y aquellas personas que aparecen en los últimos lugares del ranking no reciben nada y además tienen que ser revaluadas y revisadas por sus jefes para decidir si su falta de rendimiento se debe a algún problema superable -pudiera ser falta de formación, falta de motivación, algún tema de tipo psicológico- o simplemente se debe a la incapacidad de ejercer el puesto de trabajo con lo que una vez demostrado fehacientemente estas personas deberían de ser apartadas de la impartición de la educación.
La formación del profesorado es algo especialmente crítico dada la ausencia de un modelo serio en la actualidad. Un profesor debería de pasar a al menos dos o tres semanas al año de reciclaje y formación pedagógica-educativa y lo que no sea esto es fabricar profesores obsoletos, futuro pasto de conflictos en las aulas y garantía del fracaso del sistema educativo. La formación debería ser obligatoria y los profesores deben de superar claramente las pruebas necesarias que acrediten que han aprovechado la educación. Esto un sucede con los actuales profesores funcionarios y los interinos, que deben desaparecer para integrarse en plazas estables de profesorado.
Si adoptamos esta modelo en el que los profesores son elegidos por su capacidad pedagógica, en el que hay profesionales diferentes de los educadores hay de preguntarse qué hacemos con los actuales profesores funcionarios que son la mayoría en los centros. Hay que ser valientes y por otro lado realistas: estos profesionales con el status de funcionario (con lo que no tienen obligación de asistir a ningún tipo de formación y tienen garantizado su sueldo de por vida) y por otro lado no podemos obligarles a que pasen al nuevo modelo. Lo que sí es cierto es que el nuevo entorno profesional y laboral es atractivo para aquellos profesionales de la educación que se sienten comprometidos con la misma y tengan la capacidad y la voluntad de progresar y en su carrera profesional. Resulta evidente que a los actuales funcionarios habría que ofrecerles la posibilidad de renunciar a su actual estatus y pasar a ser un profesional contratado con las nuevas directrices y evaluado de la forma que hemos descrito anteriormente , con lo cual la posibilidad de incrementos salariales aumentaría de manera importante y también la posibilidad de recibir formación profesional, con lo cual cabe esperar que un número razonable de los actuales funcionarios de manera voluntaria pasaría al nuevo modelo; el resto ejercerían como profesores hasta que por razones biológicas este tipo de “funcionarios a la antigua†desapareciera o se les jubile anticipadamente. No pasa nada: lo que hacer es innovador para garantizar el mejor modelo educativo para este país, ya se hizo algo parecido en el ejército durante la transición.
Centros Concertados.
No existe ninguna razón para que existan centros que reciben dinero del Estado, en los que los padres tengan que pagar un suplemento para sus hijos sean educados en los mismos. Por otro lado la existencia de centros concertados es una realidad este país y en algunas comunidades autónomas superan más de la mitad del número de centros escolares.
El modelo sería subvencionar los centros concertados con la misma cantidad de dinero por alumnos -o el criterio que se siga actualmente- que los centros públicos y que estos centros concertados estén abiertos al acceso de cualquier tipo de alumno en igualdad de condiciones como entiendo que es el espíritu y de la Constitución. Evidentemente el profesorado de estos centros concertados ha de cumplirla las mismas garantías de formación y de calidad que el profesorado de los centros.
Enseñanza moral.
En el actual modelo educativo se mezcla la enseñanza con la educación. Esto coarta la libertad de elección de los padres, sobre todo teniendo en cuenta la desproporción evidente entre el número centros de orientación católica y el escaso número de católicos practicantes en España, cifra que está en claro descenso sobre todo en la población adolescente y que algunos estiman que es alrededor del 14% de la población frente a las estimaciones de más del 50% de centros católicos en algunas comunidades autónomas. Adicionalmente es notoria la falta absoluta de centros educativos con orientación a otras religiones cuyo crecimiento es notorio en España.
La forma de solucionar este dilema se antoja fácil y consiste en la separación de los centros educativos y lo que podríamos llamar la formación complementaria en ideologías o creencias. De esta forma dejaríamos la labor del centro educativo centrada en la educación en aquellos valores morales comúnmente aceptados y el estado pagaría la educación gratuita en otros centros en horario diferente en aquellas materias de libre elección de los padres, con lo que así garantizamos el precepto Constitucional. Un ejemplo de esto sería que un alumno recibiría por la mañana en el instituto las materias tradicionales de su currículum más las típicas de educación de la ciudadanía y ética o moral y por la tarde asistiría a una “catequesis†de aquella religión o tendencia moral elegida por sus padres, seguramente en un centro diferente, donde recibiría formación y educación en dichas materias.
Actualmente existe un problema relacionado con la obligatoriedad de la enseñanza, la consecuencia es que como dicen algunos en las aulas está el 100 por 100 de los alumnos que no quiere en asistir a clase, lo cual es un problema en cuanto al rendimiento y aprovechamiento de las mismas. Soy partidario de establecer la comprensibilidad a nivel de centro y por cursos en el sentido de que para cada curso dentro de cada centro y asignaturas existan tres niveles diferentes, favoreciendo el mejor aprovechamiento de cada alumno que quiera progresar en las diferentes materias.
Qué te parece?
Pues sinceramente no tengo mas que aplaudir y transmitir mi mas alto respeto a quien como usten ha dado con muchas de las situaciones que se han de buscar con todo el ainco pues el futuro merece no solo la mejor de las enseñanzas las cuales asi deben serlo dentro y fuera de nuestras comunidades…nacionales sino que una vez ese tiempo en que esas enseñanzas han sido aplicadas …apadrinar con todo el aval universitario ,profesional y apoyos de las catedras al gran reto del mercado laboral que no es mas que la inversion no embolsada sino mas bien derramada sobre estos nuestros futuros suyos…un gran saludo y felicitaciones su muy humilde servidor… jose bueno gaitan. un amigo
Me ha gustado este artículo. Además es el primero que leo que trate el tema de la moralidad y la religión en la educación. Hace tiempo yo también tuve esa idea de separar la religión de los centros educativos para que se impartieran fuera del centro educativo, a cada religión su catequesis particular, que los católicos no son más que los islámicos, ni estos más que los hindúes y «yóguicos». En este caso particular, sí que añadiría un temario en los colegios o centros educativos, donde se educara sobre la historia de las religiones, de todas ellas y de las relaciones entre ellas, además de la problemática de las sectas.
Como leí en un blog, también estoy de acuerdo en que el profesorado tenga sus revisiones y sus controles de calidad, sean o no funcionarios del estado, donde se tendría que controlar la ética y la moralidad del profesorado para mantener la neutralidad en las aulas, sin juicios de valor ni dobles raseros debido a las creencias, religiones o procedencias de los alumnos. Aquí puntualizo, en contestación a una opinión previa, que los centros educativos también tendrían que guiar las actitudes, compartiendo la enseñanza de la ética y la moralidad entre padres y educadores, aunque sea unos mínimos, y que no sea solamente los padres, complementándose los unos a los otros.
También estoy de acuerdo en una separación política o independencia respecto a esta. Seguramente habrían muchos menos vaivenes y mucha más estabilidad, con su efectiva consecuencia de hacer fuerte el sistema educativo. Por desgracia, debido a mi edad y que aún no tengo hijos y, por lo tanto, no he vivido la eso ni la logse o como se llame ahora, no puedo dar una opinión realista de si se debería mantener un sistema educativo en cuanto a materias y edades como el que hay actualmente establecido, o hacer una revisión a fondo para crear un nuevo sistema, con pilares nuevos. Aún hoy me acuerdo de la Egb, de mis cinco años entre fp1 y fp2, fuí de los últimos en cursar la Egb, y cómo fuí uno de los «pocos» en poder acceder a la universidad desde la fp, cuando por una cuestión meramente política en época de Aznar, la quitaron un par de años después para intentar equiparar en categoría la nueva fp3 con la ingeniería técnica, siendo por materias y en su profundidad más difícil de cursar la ingeniería que la fp. Me gustaría que ese acceso se volviera a abrir, que en mi caso, gracias a estudiar en la universidad, aún mis desacuerdos, a la larga me llevó a dedicarme a escribir.
Espero no haberme alargado demasiado, que el tema da para mucho.
Has trabajado como docente? Conoces los centros y su normativa? Yo soy funcionaria, docente y te voy a decir como se cambia esto rápido. Eliminando la ESO, cumpliendo de verdad, tooodos, las leyes, que ahora pocos centros cumplen. Siendo responsables, democráticos, eliminando el clientelismo, devolviendo la dignidad de los docentes, mandando a la porra la excelencia, el máster sacaperras, educando las familias a sus hijos en casa en el respeto y los valores cívicos que brillan por su ausencia, y etc
Te falta realismo. Los docentes estamos cansados de que los que no trabajan en esto digan lo que hemos de hacer.
La verdad fantástico artículo.
Me gusta las ideas que das respecto a la educación ojalá alguien las aprovechara .
Me alegraria, confirmarle que está desarollando un gran trabajo con su blog.
[…] […]